jueves, 18 de noviembre de 2010

historia y edad antigua


 

 

 

Historia

Edad Antigua



La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones antiguas.
El concepto más tradicional de historia antigua presta atención al descubrimiento de la escritura, que convencionalmente la historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método la arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.[]
Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo y lugar unos y otros procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana (ciudades muy superiores en tamaño y diferentes en función a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político (palacios, reyes), de las religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de trabajo obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que se ha venido en llamar «revolución urbana»); nivel de desarrollo social que por primera vez se alcanzó en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio para la constitución de las primeras ciudades-estado competitivas a partir del sustrato neolítico que llevaba ya cuatro milenios desarrollándose en el «Creciente fértil». A partir de ellas, y de sucesivos contactos (tanto pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-agrícolas o nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas: semitas, camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros estados de gran extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios multinacionales.





              


Las civilizaciones de la Antigüedad son agrupadas geográficamente por la historiografía y la arqueología en zonas en que distintos pueblos y culturas estuvieron especialmente vinculados entre sí; aunque las áreas de influencia de cada una de ellas llegaron en muchas ocasiones a interpenetrarse e ir mucho más lejos, formando imperios de dimensiones multicontinentales (el Imperio persa, el de Alejandro Magno y el Imperio romano), talasocracias (‘gobierno de los mares’) o rutas comerciales y de intercambio de productos e ideas a larga distancia; aunque siempre limitadas por el relativo aislamiento entre ellas (obstáculos de los desiertos y océanos), que llega a ser radical en algunos casos (entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo). La navegación antigua, especialmente la naturaleza y extensión de las expediciones que necesariamente tuvieron que realizar las culturas primitivas de Polinesia (al menos hasta la Isla de Pascua), es un asunto aún polémico. En algunas ocasiones se ha recurrido a la arqueología experimental para probar la posibilidad de contactos con América desde el Pacífico. Otros conceptos de aplicación discutida son la prioridad del difusionismo o del desarrollo endógeno para determinados fenómenos culturales (agricultura, metalurgia, escritura, alfabeto, moneda, etc.) y la aplicación del evolucionismo en contextos arqueológicos y antropológicos.




Babilonia

Babilonia fue un antiguo reino localizado en la región de Mesopotamia. Es conocido por ser una de las naciones más fuertes en aquella época por su poder y riquezas, las cuales se acrecentaron a tal punto que fomentó la creación de nuevas tecnologías y la necesidad de comenzar a utilizar por primera vez sistemas numéricos para referirse a la economía.
Se originó a partir de la ciudad estado de Babilonia, extendiéndose por Acad y Sumeria.




El imperio de babilonia

Situada a ambas orillas del Éufrates, la ciudad de Babilonia mantuvo en su origen una posición moderada, bajo la sombra de la cercana y más poderosa Kish. Comenzó a cobrar importancia con la llegada de los amorreos entre el 2000 y el 1800 a. C., que se erigieron reyes de la ciudad. Los amorreos, también semitas, se adaptaron fácilmente a la lengua acadia, propiciando el declive delsumerio. También se amoldaron con facilidad al panteón mixto sumerio-acadio, rindiendo culto a Marduk, deidad protectora de la ciudad.
En torno al 1782 a. C. llegó al trono el sexto miembro de esta dinastía, Hammurabi. En este tiempo al norte y sur de la ciudad se encontraban los territorios de las ciudades de Assur (que dará nombre aAsiria) y Larsa, más poderosas pero con monarcas envejecidos. En 1763 AdC Hammurabi venció aRim-Sin de Larsa, apoderándose de la parte sur de Mesopotamia. En 1755 a. C. tomó igualmente Asus, haciéndose con el poder de todo el valle de los ríos Tigris y Eufrates. Con el triunfo de Babilonia sobre el resto de Mesopotamia, también su dios principal, Marduk, fue alzado a la cabeza del panteón de dioses locales.



El fin de Babilonia: la conquista persa


Durante el reinado de Nabónido, en la vecina Media se sucedió la inestabilidad. Un nuevo jefe llegó al principado de Anshan, vasallo del reino medo. Se hizo llamar Ciro II de Anshan, más conocido como Ciro el Grande. En 559 a. C. el nuevo rey se declaró independiente de Media, lo que supuso la guerra. No sólo consiguió mantener la independencia del principado, sino que en 550 a. C. tomó la capital meda, Ecbatana, convirtiéndose así en el nuevo monarca de toda la región. A continuación Ciro se lanzó a la conquista del reino de Lidia, en Asia menor, cuya conquista completó en el 547 a. C.

Durante estas campañas Nabónido de babilonia se mantuvo inactivo. Sin embargo, tras la caída de Lidia, buscó la alianza de Egipto contra el posible invasor. Ésta resultó inútil y en 539 a. C. Ciro se encontraba atacando la capital babilonia. La caída de la ciudad fue narrada posteriormente por el historiador griego Heródoto:
En medio de su apuro, ya fuese que alguno se lo aconsejase, o que él mismo lo discurriese, [Ciro] tomó esta resolución.
Dividiendo sus tropas, formó las unas cerca del río en la parte por donde entra en la ciudad, y las otras en la parte opuesta, dándoles orden de que luego que viesen disminuirse la corriente en términos de permitir el paso, entrasen por el río en la ciudad. Después de estas disposiciones, se marchó con la gente menos útil de su ejército a la famosa laguna, y en ella hizo con el río lo mismo que había hecho la reina Nitocris.

Abrió una acequia o introdujo por ella el agua en la laguna, que a la sazón estaba convertida en un pantano, logrando de este modo desviar la corriente del río y hacer vadeable la madre. Cuando los persas, apostados a las orillas del Eufrates, le vieron menguado de manera que el agua no les llegaba más que a la mitad del muslo, se fueron entrando por él en Babilonia. Si en aquella ocasión los babilonios hubiesen presentido lo que Ciro iba a practicar o no hubiesen estado nimiamente confiados de que los persas no podrían entrar en la ciudad, hubieran acabado malamente con ellos. Porque sólo con cerrar todas las puertas que miran al río, y subirse sobre las cercas que corren por sus márgenes, los hubieran podido coger como a los peces en la nasa. Pero entonces fueron sorprendidos por los persas; y según dicen los habitantes de aquella ciudad, estaban ya prisioneros los que moraban en los extremos de ella, y los que vivían en el centro ignoraban absolutamente lo que pasaba, con motivo de la gran extensión del pueblo, y porque siendo además un día de fiesta, se hallaban bailando y divirtiendo en sus convites y festines, en los cuales continuaron hasta que del todo se vieron en poder del enemigo. De este modo fue tomada Babilonia la primera vez.

Con la conquista persa terminó la historia de Babilonia como reino independiente. Otros rebeldes y jefes locales posteriores tomarían el título de Rey de Babilonia, pero no se trató más que de actos ceremoniales o de rebeldía frente al poder central.





Grecia y Roma



La Grecia Romana es el período de la Historia de Grecia que siguió a la victoria romana sobre los corintios en la batalla de Corinto, en el año 146 a. C., hasta el restablecimiento de la ciudad de Bizancio y su nombramiento, por el emperador Constantino I, como capital delImperio romano (la Nueva Roma) renombrada Constantinopla en el año 330.
La península griega se convirtió en un protectorado romano en 146 a. C. y las islas del mar Egeo fueron añadidas a este territorio en133 a. C. Atenas y otras ciudades griegas se revelaron en 88 a. C., y toda la península fue aplastada por las tropas del general romano Sila. Las guerras civiles romanas devastaron el territorio aún más, hasta que Augusto organizó la península como la provincia de Aquea en27 a. C.

Grecia fue una provincia clave al este del Imperio romano, ya que la cultura romana fue, de hecho, una cultura greco-romana. El idioma griego sirvió como lengua franca en el Este y en Italia, y mucho intelectuales griegos, como Galeno, desarrollaron la mayor parte de sus trabajos en Roma.

Varios emperadores mejoraron las ciudades griegas con nuevas construcciones, especialmente en el Ágora de Atenas. Bajo el Imperio romano la vida en Grecia continuó como siempre lo había sido. La cultura romana fue muy influenciada de forma importante por los griegos; como decía Horacio, “Grecia cautiva a su salvaje conquistador”. Las epopeyas de Homero inspiraron la Eneida de Virgilio, y autores como Séneca escribieron con estilo griego. Los nobles romanos, que paradójicamente veían a los griegos como atrasados e insignificantes, fueron los principales oponentes políticos de héroes romanos como Publio Cornelio Escipión el Africano, que solían estudiar filosofía y veían la cultura y las ciencia griega como un ejemplo a seguir. Igualmente la mayoría de los emperadores romanos solían ser pro-griegos.  El emperador Nerón visitó Grecia en el 66, y actuó en los Juegos Olímpicos, a pesar de las reglas contra la participación de los no griegos.


 Por supuesto, fue premiado con una victoria en cada competición, y en el año 67 proclamó la libertad de los griegos en los Juegos Ístmicos en Corinto, al igual que lo hiciera Flamininio 200 años antes. Adriano también fue muy afectuoso con los griegos; antes de ser emperador había sido arconte de Atenas. Mandó construir el Arco de Adriano y tuvo un amante griego, Antínoo.
Al mismo tiempo, Grecia y la mayoría del oriente romano cayeron bajo la influencia del cristianismo. El apóstol Pablo predicó en Corinto y Atenas, y pronto Grecia se convirtió en una de las áreas más cristianizadas del imperio.


protohistoria y evolucion humana

Protohistoria

La protohistoria es la época que se sitúa cronológicamente entre la Prehistoria y la Historia. Se encuentran dos acepciones:
  • Según la escuela francesa, una sociedad pertenece a la Protohistoria cuando, a pesar de ser una cultura ágrafa, se tiene noticias escritas sobre ella mediante fuentes indirectas: p.e., la cultura de La Tène y Hallstatt respecto a los escritores clásicos.
  • Según la escuela inglesa, las sociedades protohistóricas son aquellas en la transición hacia la cultura escrita, a su vez, en proceso de formación de un Estado; en Europa, por tanto, haría referencia a la Edad de los Metales.
La protohistoria suele relacionarse con la Segunda Edad del Hierro, por ser ésta la última fase de la prehistoria. Dentro del período protohistórico en Europa se desarrollaron numerosas entidades políticas semicentralizadas, que coincidieron con el inicio de la escritura y de la metalurgia. Esas civilizaciones produjeron documentos epigráficos breves y posteriormente crónicas extensas, considerándose ese punto Historia Antigua.





Evolución humana

La evolución humana (u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.

El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la estirpe humana siguió ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción de Homo sapiens.

 
                       Australopithecus

Los primeros homininos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de hominino prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.

Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.




                                                  Homo habilis

Homo habilis es un homínido extinto que vivió en África desde hace aproximadamente 1,9 hasta 1,6 millones de años antes del presente, en las edades Gelasiense y Calabriense (principios a mediados del Pleistoceno). El descubrimiento de esta especie se debe a Mary y Louis Leakey, quienes encontraron los fósiles en Tanzania, África, entre 1962 y 1964. Cuando fue descubierto se le consideró como la especie más antigua del género Homo, puesto ocupado después por H. rudolfensis.
Su nombre significa "hombre habilidoso" y hace referencia al hallazgo de instrumentos líticos probablemente confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera realizado. Los científicos concluyeron que era capaz de prensión de agarre para realizar las manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente, era carnívoro oportunista.
Se observa en ellos un importante incremento en el tamaño cerebral con respecto a Australopithecus, que se ha calculado entre 650 cm³ y 800 cm³, en el cráneo aplastado "1470", encontrado en Koobi Fora.
Los restos se han hallado en Kenia, en la localidad de Koobi Fora y en Tanzania, en la conocida Garganta de Olduvai.
Algunos autores ponen en duda su pertenencia a Homo, en base a una interpretación restrictiva de la diagnosis del género, y lo asignan o bien a Australopithecus o bien proponen que se defina un nuevo género para esta especie en el que se incluya también a Homo rudolfensis.

                         Homo erectus

El Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 millones de años y 300.000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Los H. erectus clásicos habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África, se han hallado restos de fósiles afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como H. erectus, aunque la tendencia actual es a reservar el nombre H. erectus para los fósiles asiáticos.
Era muy robusto y tenía una talla elevada, casi 1,80 m de medida. El volumen craneal era muy variable, entre 800 y 1200 cm (la media fue aumentando a lo largo de su dilatada historia). Poseía un marcado toro supraorbitario y una fuerte mandíbula sin mentón, pero de dientes relativamente pequeños. Presentaba un mayor dimorfismo sexual que en el hombre moderno.
La industria lítica que producía pertenece principalmente al Achelense y probablemente conocía el uso del fuego.





Homo sapiens

Homo sapiens es la denominación científica, desde el punto de vista biológico, de la especie animal constituida por los seres humanos.
Es también llamada genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término generalmente se reserva específicamente a los individuos de sexo masculino. Sus capacidades mentales le permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. En comparación con otros animales son entes bastante sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único ser vivo terrícola en visitar otro cuerpo del Sistema Solar; concretamente la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades -o superiores- en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún prevalece hasta el presente.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad, por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo adecuado de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.